Presion Grupo e Influencia de mis compañeros No Cristianos ¿QUE HAGO?

¿QUE HAGO? Con mis compañeros, aquellos que son contrarios a mi caminar cristiano, esos que me inducen a apartarse del Señor?
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¿Cómo Librarme de la presion de Grupo de ellos?
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La respuesta es una y muy simple: Confesando el nombre del Señor con sencillez, pero con firmeza, cuando se presente la oportunidad de hacerlo.
Cuando ellos vean que tú no dices groserías, que no cuentas chistes obscenos, que no vas a sus fiestas, ellos te van a preguntar. Entonces, cuando alguien te pregunte, le dirás: “Mira, yo no te condeno a ti porque hagas eso; tú eres libre de hacerlo. Pero, ¿sabes?, yo tengo en mi corazón algo: no es una prohibición de hacerlo, sino que, sencillamente, no tengo deseos de hacerlo, porque tengo al Señor Jesús en mi corazón y su presencia en mí me hace feliz. Yo no necesito de aquello de lo cual tú participas.”

Cuando le digas esto no lo hagas con soberbia, ni tampoco con temor. ¿Cómo entonces? Con mansedumbre y reverencia.

Si tú haces así, por un lado, te libras de ellos, pero no alejándolos, no condenándolos, sino permitiendo que ellos mismos se alejen, que ellos se den cuenta de que hay una diferencia. Y ellos van a respetar esa diferencia. Pero tampoco te pongas cerrado con ellos, si es necesario, en algún momento, reírse, ríete. Hay cosas acerca de las cuales tú podrás reírte o hacer con ellos, y hay otras en que no sentirás deseos de hacerlo. Tienes que tener un criterio, porque hay cosas de las cuales sencillamente no vas a poder reirte, hacer o apoyar. Si te preguntan algo, no los mires en menos, sino háblales con humildad y mansedumbre.

Tú no tienes que hablarles con una actitud de: “Aléjense de mí, porque ustedes son pecadores y yo soy santo”, ni tampoco aislarte no juntandote con ellos. NOOO; no es esa la forma. Si haces eso lo único que vas a ganar va a ser que ellos te llamen de “santurrón” y vas a crear una barrera entre tú y ellos. No te van a querer escuchar, ni te van a considerar, más bien te van a tener por un fanático.

Peeeeero.....Si tú no confiesas el nombre del Señor y decides ser un creyente secreto, no podrás establecer los límites en tu relación con ellos. Ellos te considerarán como uno de ellos, de modo que cuando pequen o mientan, pensarán que tú estás del lado de ellos. Tú sabes en tu corazón que eres de Cristo y que no debes participar, pero lo haces, con lo cual disgustas al Señor y tienes problemas con tu conciencia. Al principio podrás inventar excusas para no ir con ellos, pero como la presión continúa, tendrás que mentir una y otra vez para no ir con ellos. En cambio, si tú confiesas una o dos veces en el principio, dejarán de molestarte.

Ahhhh...tambien si no confiesas al Señor, ¿cómo te sentirás cuando ellos hablen mal de Él y tú no puedas defenderlo? Parecerá como tú confirmas sus palabras, y te sentirás como un traidor. Confesar al Señor en un ambiente hostil puede ser difícil, pero más difícil es tener que callar cuando tú debieras hablar.

Tu actitud hacia ellos, tiene que ser de amor, de misericordia, y tienes que estar dispuesto a tenderles la mano cuando sea necesario. Así que cuando veas un compañero solo y triste, tú debes acercarte y preguntarle: “¿Qué te pasa? ¿te puedo ayudar?”. Debes buscar oportunidades para ayudar, no para condenar; para tender una mano, no para juzgar.

Cuando ellos vean que ser cristiano no es asumir una postura de santurrón, de gravedad afectada, de prepotencia o presunción, sino que es estar disponible en caso de necesidad, ellos no sólo van a dejar de molestarte, sino que van a ser ganados para Cristo. Porque una actitud vale mas que mil palabras.

1 comentarios:



Anónimo dijo...

Gracias por esas palabras